sábado, 15 de octubre de 2016

Orígenes de la escultura religiosa romana


La escultura romana de las primeras épocas comparte características con la escultura etrusca y con otras tradiciones del centro de la península itálica. A este primer estilo escultórico se le conoce como centro-itálico e icnográficamente se define por la unión de la tradición artística autóctona con la tradición griega. Es decir el arte romano de la primera época comparte acervo cultural con los etruscos, estando además Roma bajo la hegemonía etrusca durante los siglos VI y V. Según las fuentes (escritas y arqueológicas) los etruscos extendieron su influencia por el lacio, fundando nuevas ciudades y haciéndose con el control de la liga latina, a esta época corresponderían los tres últimos reyes romanos, conocidos como los reyes etruscos. La expansión de la liga etrusca continuó, llegando a las colonias griegas asentadas en la región de Campania hasta que comenzó su declive en el 480 a.c con la batalla de Cumas. Después de esto su poder fue menguando hasta caer en la hegemonía romana tras la conquista de Veyes, siendo Etruria asimilada definitivamente como provincia romana siglos más tarde.

Esta breve introducción histórica es necesaria ya que las obras que vamos a tratar se sitúan cronológicamente en el siglo VI. En cuanto a la religión y cosmología que están representando se trata del sincretismo formado entre las tradiciones religiosas griegas y orientales con las originales de estos pueblos. Recordemos que los etruscos y los romanos a través de estos, habían tenido contacto con griegos y otros pueblos orientales como los fenicios en los siglos VIII y VII y también en el siglo VI produciéndose así el intercambio cultural. Posteriormente con la conquista del mundo griego por parte de Roma entre los siglos III y I se terminarían de asimilar estas tradiciones dando lugar a la religión romana clásica y a una nueva corriente escultórica en la que se desarrolla un estilo artístico propiamente romano aunque con bastante influencia de la escultura helenística griega.

En conclusión, a través del análisis de la escultura romana y etrusca de esta época se pueden conocer los movimientos de población y los encuentros culturales que se dieron a lo largo de este periodo y así comprender su importancia en la constitución de la cultura romana y su religión.

Las Esculturas romanas y etruscas que vamos a tratar se mueven en unas cronologías entre el 550 y el 510 a.c. La influencia griega es muy clara, pudiendo considerarse a las primeras de un estilo arcaico jónico inicial y pleno. Las más recientes son etruscas pero sirven para ilustrar como sería la escultura monumental romana de finales del siglo VI ya que propias de Roma no se han conservado. Estas esculturas están realizadas en terracota, que fue de uso bastante frecuente en la escultura monumental de la Italia central además del bronce.


Acrotera representando a Eros y Kephalos

Se trata de una representación de la diosa Eos con Khepalos en su cuello. La diosa se sitúa sobre un cimacio en forma de media luna, con las piernas separadas y en posición de movimiento, de perfil y el tronco y la cabeza de frente. Esta postura es muy similar al esquema arcaico conocido como carrera arrodillada. Presenta además dos alas en los hombros y en la parte inferior de las piernas. Está vestida con un manto que cae sobre sus piernas divido en dos partes. Sus brazos están sosteniendo a Khepalos y este situado de perfil se abraza a su cuello. La cabeza de la diosa luce una diadema y su cabello le cae en trenzas por el pecho. Esta diosa será asimilada por los romanos con el nombre de Mater Matuta.

Acrotera con representación de Minerva y Torso de Hércules
 área sacra de San Omonobo
De esta figura femenina solo se conservan la cabeza tocada con un casco y el cuerpo hasta la altura del pecho por delante y la mitad de la espalda por detrás. El rostro presenta unos ojos almendrados y pómulos y nariz prominentes, el resto está trazado con líneas suaves y curvas. Presenta la característica sonrisa arcaica o etrusca. Esta escultura ha sido identificada con minerva, pero también podría ser una amazona que estuviera colocada junto con la figura de hércules en el tejado o parhiela del templo. También puede ser que ambas figuras se situaran como acroterio principal del templo de forma similar al conjunto de Eos y Khéphalos. De todas formas las interpretaciones que se le pueden dar a esta figura se relacionan con la religión y el ámbito griego.


Grupo de figuras de terracota del templo de Portonaccio en Veyes: de las cuales solo se conservan la figura de Apolo y Hércules.
Este grupo de figuras de terracota a tamaño real representan a Hércules y a Apolo luchando por la Cierva de Cerinia y probablemente se encontraban adornando el Columen del templo.
Apolo se sitúa aislado avanzando hacia la izquierda, su brazo derecho está extendido y ligeramente plegado, del izquierdo apenas se conserva un fragmento pero podría haber estado extendido a lo largo del costado. Aparece vestido con una túnica corta cuyos pliegues indican movimiento.
Heracles está posicionado con una pierna estirada hacia atrás y otra en ángulo situada encima de la cierva, que permanece atada boca abajo entre ambas. Su tórax muestra una marcada curva hacia delante para poder blandir con la mano derecha una maza.

Figuras de Apolo y Hércules
Figuras de Apolo y Hércules por separado
El grupo de construyó con un esquema triangular, estando las figuras situadas hacia una bisectriz central. Está diseñado para una única visión lateral desde el lado izquierdo del templo por donde se encontraba la vía de acceso al santuario. En estas esculturas se destacan profundamente los detalles y presentan disimetrías en los torsos y cajas torácicas todo ello pensado para ser visibles desde unos diez metros de distancia teniendo en cuenta las deformaciones ópticas.
Estas figuras de influencia jónica son el resultado de la asimilación e interpretación etrusca del arte griego arcaico final. Similares a estas esculturas podrían ser las decoraciones escultóricas del Templo Capitolino de Roma consagrado a Júpiter, Juno y Minerva erigido en el 509 a.c el primer año de la república romana.

La escasez material de escultura romana de las primeras épocas, puede deberse en parte a que los romanos no tuviesen manifestaciones artísticas de este tipo hasta casi doscientos años de su fundación. Y el que prácticamente no se haya conservado nada de la escultura de la última fase de la monarquía y los inicios de la república puede tener relación con la invasión, saqueo y destrucción de la ciudad en el siglo IV por parte de los Galos senones.


Bibliografía
  • Bianchi Bandinelli, R., & Torelli, M. (2000). El arte de la antigüedad clásica. Etruria-Roma. Madrid, Akal. 
  • Henig, M. (1985). El arte romano: una revisión de las artes visuales del mundo romano. Destino 
  • Guiral, C. Zarzalejos M. San Nicolas M.P. (2015) Arqueologia II, Arqueologia de Roma. UNED

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